viernes, 28 de enero de 2011

El mensajero de Pourtoag Lemon (2ª parte)

El muchacho dejo encima de la mesa de madera, tres royos de hacienda de papiro germano, sellados con el escudo real, y abriéndolos dijo elegantemente a los allí reunidos:

-E aquí el informe de Pourtoag Lemon, desde Inglaterra. Muestran pues, las batallas pasadas y presentes en tiempo de enfrentamiento. Bajas en Nortford, en Stempard, en Edonford y en las poblaciones hermanas de Fordtown y Riever Land. Preocupante y algo de perdida, me temo yo pues, que caeremos como no hagamos rápido, el escrito de las Alianzas y Batallas.

Todos los que allí se encontraban, algo pensativos y con duda se quedaron, murmurando unos a otros sobre la cuestión pues, del tal escrito. De tal alboroto repentino, una voz salto como una rana de charca, diciendo con autoridad:

-BASTA YA CABALLEROS. Callaos, con alboroto y algarabía, nada conseguiremos. Si permiso me da Ser Mountains, quisiera expresar mi pensamiento al respecto.

Todos quedaron callados, fue Ser Land de Noils, quien hablo. Un segundo comisario del Conde, con poco pelo en su cabellera, grueso como un sauce y tan rubio, que parecía una bellota madura. Así, el Conde dijo afirmativo:

-Permiso te doy, para expresar tu idea. Tened la bondad pues, y escuchemos todos.

Ser de Noils afirmo con la cabeza, que parecía un llano desolado, y comento:

-Sabemos, gracias a tal mensajero, la situación de nuestra guerra. Los franceses, aunque parecen estar derrotandonos, alternativas tenemos, ya que no todas hemos probado. ¿Que hay, de la compañía al sur de Francia, comandada por Ser Gerard?. Podemos pues, avisarle e ir a las costas de los Países Pequeños y mandar el escrito.

El Conde, y los demás comisarios y servidores, pensativos quedaron ante tal expresión. Pero uno de los allí reunidos, preocupado y con duda, alzo la voz y dijo:

-Si recuerdas tal compañía de Ser Gerard, ¿como podremos avisarle, y marchar entre el ejercito francés, sin que nada nos pase?.

Otra vez de nuevo, se formo el alboroto, esta vez con algo más de jaleo. Todos se miraban, comentaban que no se podría, siendo imposible mandar a nadie, avisando a la compañía del sur, y sin nada pesarle. Mirando a su alrededor el joven mensajero, perturbado y algo asustado, intento alzar la voz y dijo:

- HIRE YO, ENVIADME Y YA DE DISCURSIÓN SE ACABO.

Clavaron todos sus miradas al mensajero, tal como lo hace la estocada de una espada. Un servidor, preocupado, alzando la mano y señalándolo exclamo:

-Como pues, tu ¿puedes marchar a Ser Gerard y nada te pase?.

El mensajero, le contesto confiado:

-Yo pude, mandado por el Rey, venir hasta las Bestilles, sano y salvo, pero algo cansado al traeros los informes.

Ser Mounstains, ya desesperado, quiso hablar algo, pero se le adelanto Ser de Noils, y con actitud de caballero, alzando su espada al aire exclamo:

- Yo dispuesto estoy, a acompañar a este mensajero y quizás tal vez, de camino pueda matar algún frances - Terminando con una sonrisa en su cara.

Todos quedaron admirados, y otra voz salto de entre los de allí y también exclamo:

- Yo, junto con mi espada y junto a mi corcel, acompañare a Ser de Noils y al muchacho. Dispuesto estoy a luchar por causa de Inglaterra.

Esta vez pues, fue Ser Philips, quien dijo esto. Este siendo otro comisario del Conde. Este hombre, distinguido por su, como lo dirían los franceses, peculiar ¨moustache¨. Cuando le mirabas, sus hombros parecidos a dos torres eran.
 


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